Protección del patrimonio, la cultura y la creatividad: ¿causa o consecuencia del turismo?

A menudo, asociamos el turismo al patrimonio cultural existente en un destino, pero solemos olvidar que la actividad turística es, en sí misma, una herramienta esencial para su protección y promoción 

 

Si tuvieras que decir qué papel juega el patrimonio cultural de un destino en la fortaleza de su sector turístico, ¿qué dirías? Sin duda, la existencia de un patrimonio histórico y un acervo cultural potentes son fundamentales para atraer visitantes. Sin embargo, esta relación de causalidad suele ensombrecer ese otro vínculo que existe entre la actividad turística y el descubrimiento, la conservación y la promoción de ese legado. Y esto es importante recordarlo todavía más ahora que se habla tanto de turismo responsable, sostenible e inteligente

Pese a ser uno de los mayores motores económicos a nivel global, el turismo, como actividad, no ha estado exento de críticas. Muchas de ellas, por supuesto, estaban justificadas. Ahora bien, ¿te has planteado alguna vez si seguiría existiendo Machu Pichu de no ser por el interés de viajeros de todo el mundo por conocer este enclave? ¿O si se habrían podido realizar los trabajos de restauración y conservación de las murallas, calles empedradas y edificios históricos de Dubrovnik? ¿Existiría la Sevilla que conocemos si no hubiéramos aprendido a valorar, y cuidar, todo eso que la convierte en una de las ciudades más bellas del mundo? Posiblemente, no. La clave está en la amplia escala de grises que se abre entre demonizar el turismo o impulsarlo sin mesura. 

El impacto positivo del turismo cultural

Se entiende como turismo cultural aquel que se centra en la experiencia y el conocimiento del patrimonio histórico, la cultura, las tradiciones y las expresiones artísticas de un destino. Los viajeros interesados en el turismo cultural exploran monumentos, museos, festivales y otras manifestaciones culturales y buscan sumergirse en la vida y la identidad de las comunidades locales.

Esto ha hecho que, en las últimas décadas, gobiernos, organizaciones gubernamentales y otros actores hayan aumentado las medidas, recursos e inversión destinados a la puesta en valor de ese patrimonio, lo que implica no sólo la conservación de aquel ya visible, sino también desenterrar aquel otro que ha quedado oculto con el paso de los años o condenado a la desaparición. El interés foráneo por eventos culturales, festivales o la artesanía y gastronomía local puede convertirse en todo un estímulo para mantenerlos vivos. 

Y tenemos un buen ejemplo en nuestra ciudad. Incluso en una urbe tan monumental como Sevilla, existe también un legado que merece salir a la luz, como la historia, las tradiciones, la herencia de los barrios periféricos; una Sevilla, con frecuencia desconocida, que contribuye a enriquecer la experiencia de quien la visita -y, por cierto, también de los vecinos-. 

En este sentido, los beneficios de sacar a la superficie una nueva atracción turística o un rasgo singular de la ciudad superan el aumento en el número de viajeros o de los ingresos turísticos. A menudo, intervienen directamente en la descentralización de la actividad turística (al llevarla a nuevas zonas de la ciudad, descongestionando el centro y redistribuyendo ingresos y actividad económica) y en la desestacionalización, dos de los grandes desafíos a los que se enfrenta esta industria para garantizar su sostenibilidad económica, social y medioambiental

Pero es que, además, el turismo promueve también la valoración y el respeto hacia el patrimonio y la cultura de los destinos. Cuando los viajeros experimentan de primera mano la historia y la cultura de un lugar, desarrollan un sentido de conexión y aprecio por la riqueza que este representa. Mientras, para la comunidad local, esa percepción de valor externa contribuye a mejorar el orgullo, el sentimiento de pertenencia y el interés por contribuir a su conservación. 

Bajo el paraguas del turismo responsable 

Pero hablábamos al principio de la escala de grises… 

Ser capaces de reconocer e impulsar todo ese patrimonio histórico y cultural plantea también desafíos, que tienen que ver con la gestión de la afluencia de turistas, el uso de los recursos naturales o la protección de las señas de identidad que hacen a ese destino un lugar único y singular. De ahí que el turismo no pueda pensarse si no es desde la óptica de la responsabilidad y la sostenibilidad, y siempre haciendo partícipe de este proceso a sus vecinos, para asegurar que los beneficios del turismo llegan a la población local y se fortalece el tejido social. 

Sevilla pone un énfasis muy especial no solo en la promoción de su cultura y del patrimonio histórico que la ha hecho popular en todo el mundo, sino también en poner en valor esa otra ciudad, acaso más desconocida, pero igualmente fascinante. La Sevilla de San Luis de los Franceses y Santa María la Blanca, o la del arte urbano, o la Sevilla activa que se mueve en bicicleta y practica remo y paddle surf en el Guadalquivir. Pero también la Sevilla emprendedora, innovadora, que organiza eventos sobre tecnologías punteras y sectores estratégicos, que atrae nuevos negocios, que retiene su talento, y que es capaz de proteger sus raíces sin renunciar a la creatividad. 

Eso es lo que distingue a Sevilla de otras ciudades; eso es lo que la convierte en un destino inteligente y sostenible de referencia a nivel global. 

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A principios de este año, Sevilla fue designada Capital Europea de Turismo Inteligente 2023 por sus propuestas en materia de digitalización, sostenibilidad, accesibilidad y promoción de la cultura. Puedes descubrir más en seville-smarttourismcapital.eu 

 

INFORMACIÓN ADICIONAL 

Heritage tourism can also diversify the tourism market and reduce the dependency on seasonal or mass tourism.

Can also foster social cohesion and empowerment for communities by enhancing their sense of pride, identity, and belonging. By preserving and sharing their heritage, communities can celebrate their diversity, history, and achievements, and strengthen their cultural values and norms.